Cada mañana Roberto se despierta en la comodidad de su habitación. Tras pocos minutos después de despertarse, su mente vaga por entre las responsabilidades de la jornada: desayuno, colegio de los niños, trabajo…
Roberto vive en uno de los 1.300 municipios italianos que todavía no están conectados a la red metano, donde su cuotidianidad podría estar amenazada por un hecho tan sencillo como desagradable: que se vaciase el depósito de GPL instalado en su jardín. Mientras tanto, Lucía, empleada del servicio clientes de la empresa proveedora del GPL, controla cada día la evolución de los consumos de Roberto, además de los de todos sus otros clientes.
Marco, compañero de trabajo de Lucía, se ocupa de los nuevos clientes y se confronta con la parte comercial de la empresa a fin de organizar el trabajo de los instaladores. Precisamente hoy está programada una instalación completa: depósito, dispositivo de nivel y contador para un cliente nuevo. Se realiza la instalación y Lucía puede inmediatamente comprobar el resultado: el instalador ha registrado y asignado los dispositivos de telemetría al sistema acabado de instalar, pudiendo verificar él mismo su correcto funzionamiento antes de dar por terminada la intervención. También este nuevo cliente se encuentra en las expertas manos de Lucía, que hará que no tenga que pasar un día sin gas.
Una historia con final feliz que, para poder realizarse, debe poder responder a una serie de necesidades:
¿Cómo tener siempre bajo control los datos de consumo de los usuarios? ¿Cómo gestionar puntualmente y en modalidad remota las posibles anomalías? ¿Cómo optimizar la distribución?
Si quiere saber cómo una empresa de GLP puede satisfacer estas necesidades, lea el resto de la historia de Roberto y Lucía.