Érase una vez, en un mundo donde la velocidad y la eficiencia eran fundamentales, una empresa que se enfrentaba a un desafío común: gestionar pedidos provenientes de distintas fuentes, como correos electrónicos y mensajes de voz, de forma rápida y precisa.
Los pedidos llegaban de clientes repartidos por todo el reino, como responsables de cocinas y comerciantes de productos frescos. Estos clientes no siempre tenían tiempo para sentarse frente a un ordenador e ingresar sus pedidos, los cuales a menudo estaban escritos en lenguaje natural, llenos de errores y sin una estructura clara.
Un día, la empresa decidió buscar una solución a este problema. Tras muchas investigaciones y pruebas, descubrió el poder de la inteligencia artificial (IA). Con la ayuda de un socio experto en lenguajes avanzados y bases de datos vectoriales, lograron crear un sistema capaz de reconocer y procesar automáticamente los pedidos.
El sistema podía identificar al cliente, los artículos pedidos y las notas del pedido, transformando el caos en un proceso estructurado y organizado.
Por ejemplo, un pedido como “7 kg de patatas nuevas (las de siempre)” se convertía en una línea estructurada con etiqueta, unidad de medida, cantidad y notas.
Pero la verdadera magia ocurría cuando el sistema usaba la búsqueda semántica para encontrar el artículo más parecido al solicitado por el cliente. Así, incluso si el pedido contenía errores o descripciones genéricas, el sistema era capaz de sugerir el artículo correcto y algunas alternativas.
Gracias a esta innovación, los operadores podían centrarse en validar los pedidos, reduciendo errores y aumentando la eficiencia. El proceso, que antes era manual y propenso a errores, se volvió rápido y preciso.
Así fue como la empresa logró convertir un desafío en una oportunidad, mejorando el rendimiento empresarial y satisfaciendo a sus clientes. Y vivieron todos felices y contentos, continuando con la innovación y mejorando sus procesos.
Parece un cuento de hadas, ¿verdad? Sin embargo, ha pasado solo un año desde que escribimos el primer artículo sobre los pedidos no estructurados.
¿Dónde estamos hoy? Hemos creado algo que permite a todos comprobar que el cuento se ha hecho realidad.
En conclusión, la adopción de la inteligencia artificial para el procesamiento de pedidos transforma un proceso complejo y manual en uno fluido y automatizado.
Gracias a esta innovación, mejora la eficiencia operativa y se reducen los errores, ofreciendo un servicio más eficaz a los clientes.
Seguiremos explorando e implementando soluciones innovadoras para mantenernos a la vanguardia de nuestro sector. Y así, el viaje hacia la innovación continúa.
¿Quieres saber más sobre las nuevas tecnologías que Aton está implementando? ¡Estate atento!