Hace algunos años recuerdo con agrado un taller realizado con PwC Italia sobre el tema del design thinking.
En aquel momento, en Aton ya éramos sensibles al tema del diseño guiado por la experiencia de usuario, que prevé momentos creativos divergentes alternados con otros convergentes, en los que racionalizar y realizar pruebas con el cliente.
Hoy en la empresa contamos con un equipo dedicado a estos aspectos y, de este modo, se ha hecho realidad uno de mis sueños: haber sistematizado el enfoque al diseño de nuevas soluciones aplicativas que pasan por el co-diseño junto con nuestros clientes y sus usuarios.
Lo que puedo adelantar es que este enfoque nos ha permitido ofrecer soluciones innovadoras y evitar costosos retrabajos en fases avanzadas de implementación, como ocurría cuando los proyectos se desarrollaban partiendo de un documento textual con los requisitos funcionales, sin tener en cuenta la interacción del usuario.
Hemos charlado con Federica, que lidera nuestro equipo UX.
Para organizar de la mejor manera una sesión de co-diseño, es fundamental crear un contexto cómodo, en el que los distintos stakeholders se sientan a gusto y preparados para aportar su experiencia dentro del proyecto.
Un espacio donde el diseñador tiene el importante papel tanto de guía como de intérprete de las diferentes figuras que, con competencias y roles diversos, deben sentirse cómodas al exponer ideas, pain points y aportaciones en el diseño del proyecto.
Se parte, por lo tanto, de una agenda de actividades, con el fin de facilitar el timing de las distintas fases de diseño, para luego pasar a la práctica en una superficie de trabajo real o virtual, donde aplicar canvas, post-its y todo lo que facilite la expresión de los distintos participantes.
Comunicar con claridad, hacer las preguntas adecuadas y poner a las personas en primer lugar son elementos fundamentales en esta fase.
Para evitar que el grupo de trabajo sea poco dinámico y asegurar que se valoren todas las opciones alternativas, es recomendable repetir las mismas preguntas en diferentes sesiones de co-diseño o en paralelo.
Es necesario animar siempre a todos los participantes a mantenerse críticos, a acoger el disenso y a aceptar los retos frente a la opinión predominante.
La UI es una de las fases finales del proyecto; para llegar a ella es necesario pasar antes por etapas esenciales como:
Para probar las interfaces más complejas, realizamos prototipos interactivos a través de los cuales se pueden recoger los feedbacks de los usuarios.
Mediante la escucha, la observación y la realización de diferentes user tests, tanto guiados como no guiados, conseguimos identificar los puntos de mejora y las dificultades encontradas por los usuarios.
De este modo, se puede avanzar hacia una definición más eficaz y eficiente de la solución, teniendo siempre presente que el diseño de un producto debe ser:
Para transformar los sueños de los stakeholders en realidad se necesita, además de un diseño bien pensado, un excelente equipo de desarrollo.
Con la forma adecuada de compartir y comunicar, el proyecto puede reproducirse y hacerse funcional gracias a diferentes herramientas cada vez más avanzadas.
La alineación constante y la conexión entre el mundo del diseño y el del desarrollo hacen que el producto esté bien organizado y sincronizado.
Uno de los proyectos más recientes se realizó con un cliente que nos pidió apoyo en una serie de talleres: el objetivo era una solución de portal B2B de nueva generación que pronto veréis entre nuestros casos de éxito.
La posibilidad de trabajar de forma colaborativa y de recoger los feedbacks y las ideas directamente de los miembros del grupo de trabajo hizo que el proyecto fuera dinámico y que el resultado resultara satisfactorio para todas las partes.